jueves, 1 de octubre de 2015

Bienvenidos.
Os dejo el prólogo, introducción y el índice del primer tomo de esta obra.
Esperamos que os guste.

PRÓLOGO
Cuando recibí un ejemplar del libro que el lector tiene entre sus manos, lo primero que me llamó la atención fue el entusiasmo desbordante que, los autores Cosme Rueda y Enrique Recio, trasmitían sobre el enorme trabajo de investigación que están llevando a cabo para darle forma a este proyecto, que no se puede entender, sino desde su desbordante pasión de aficionados a la tauromaquia.
Este trabajo, como verán, pretendió en su origen poner en valor un edificio singular de nuestra ciudad dedicado, de forma permanente, a los eventos taurinos.
De todos es conocido que Málaga contó a lo largo de su historia, con varios circos donde se ofrecieron espectáculos taurinos; aunque sería la plaza de Álvarez, la única digna de tal nombre para una ciudad cada vez más pujante como Málaga.- En el anterior trabajo de estos autores publicado en 2.008 titulado “La afición taurina malagueña en sus plazas de toros”, se recoge de forma prolija estas circunstancias.
Ante la inquietud de sectores sociales de la ciudad por la falta de una plaza de toros acorde con la ciudad, y no sin muchas vicisitudes, se inició la construcción de la plaza de toros de La Malagueta, el 15 de Junio de 1.874.
Su construcción no fue en ningún caso “pacifica”; los autores relatan con minuciosidad éstas, incluida la disputa sobre la propiedad de los terrenos sobre los que se construyó la misma, entre el Ayuntamiento y los herederos de las hermanas Molina Montiel.
Con la excusa de hacer un relato histórico sobre la plaza de toros de La Malagueta, a los autores les ha salido, probablemente de forma consciente, una crónica social de la Málaga de los últimos años del siglo XIX.
Llegada la hora de su inauguración el periódico malagueño El Mediodía, recogí las recomendaciones de un anónimo aficionado a tener en cuenta por la autoridad y el resto de participantes en las corridas que con tal motivo se anunciaban.- Quien esto escribía esbozaba con gran acierto, una serie de normas que, de forma sencilla, resumían los elementos que conformarían los Reglamentos de plaza que fueron apareciendo posteriormente.- Se decía, entre otras cosas, que: “Se eviten las acciones que descompongan al toro; el abuso de los aguaores y demás vendedores, señalando que se limite su número y el momento en que realicen su labor, para incomodar lo menos posible a los espectadores; la existencia de un hombre con conocimientos de los toros, antecedentes de los veterinarios actuales, que asistan al Presidente en la prueba de caballos; el orden de actuación de los picadores, etc.”
Los autores recogen en su libro la aparición del primer Reglamento Taurino, dictado para la plaza de toros de Málaga, por el Gobernador Civil don Antonio Candalija, que con cincuenta y nueve artículos y cinco capítulos dedicado al asentista (empresario); a los lidiadores a caballo; a los diestros; de los alguacilillos y disposiciones generales, recoge una regulación de los festejos, absolutamente actual; de tal manera que en los reglamentos actuales no aparece materia que suponga novedad respecto a lo regulado en este primer reglamento.
Encontrará el lector un minucioso relato de los festejos taurinos celebrados desde la inauguración de la plaza hasta hasta la temporada de 1.879, con la reseña de los animales, su juego y la actuación de los toreros, adecuadamente aderezados con gran cantidad de láminas, ilustraciones y fotografías, lo que lo hace más ameno y formativo.
Entre aquellas aparece una lámina de la prueba de caballos, donde se ve como el picador lanza la garrocha sobre un tablón situado de pie en una pared. – Ese tablón ha permanecido en la plaza hasta las últimas obras de remodelación del patio de caballos; esta y otras imágenes que yo he conocido me traen extraordinarios recuerdos de los muchos acontecimientos vividos en esta plaza, que tanto amamos los aficionados malagueños. –
Con la lectura de este libro he conocido la existencia en Málaga de la Tertulia Taurina de la calle Siete Revueltas, de la revista de información taurómaca “El Tío Juanero”, más tarde conocida como “El Juanero”, que supo compaginar la información taurina con la formación del buen aficionado.
Me ha llamado la atención varios pasajes de una crónica de una novillada recogida en “El Tío Juanero”, que dicen: “…eso e, y mojotros aquí sentaos en estas pieras que le ponen a uno jecho cardo, de encendías que están”. – Esto me recuerda que dos siglos después la gente sigue sufriendo estos mismos rigores cuando asiste a un festejo taurino en el mes de Agosto, en las localidades de sol, de tal manera que siempre digo que a estos espectadores había que darles dinero por su asistencia en estas condiciones- ; y continúa: “ Se presentó en el parco el Sr. Presidente…er cuar ar ondear el limpiamocos, jizo la seña para da comienzo la lidia, presentándose acto continuo las cuadrillas…”. – las cuatro acaban de sonar y su señoría puntual como siempre hace un saludo al pueblo castira en mano, acto de cortesía que le vale un aplauso, y ordena el comienzo de la lidia”.
Aparece también recogida una noticia que, por mantener su actualidad, a pesar de haberse recogido en “El Juanero” de 2 de Mayo de 1.877, no sorprenderá a los buenos aficionados: La corrida de novillos anunciada para ayer fue suspendida a causa del mal tiempo.
No comprendemos porque razón se haya perdido la buena tarde que hizo; pues si hubo lluvia ésta fue por la mañana…”
Otra cuestión interesantísima recogida en el libro y que hace algún tiempo cobró actualidad al ser prohibida por una empresa de La Malagueta, dice: “…es costumbre ya inveterada es esta población y por consiguiente a todas luces racional y justa, pues nada más equitativo y lógico que el público en general, se cerciore por si mismo de las buenas o malas condiciones que tengan las reses que van a lidiarse.”
E igualmente aquella otra referida al juego de las reses lidiadas: “… Compare ¿ha visto usted que desengaño” Naá, esta visto que los toros son como los melones; por fuera a algunos buena vista, pero cáleles y se encontrará o que son mantecosos, o se rejelean de verde.”
Celebrada la corrida de inauguración surgen las opiniones a favor y en contra, cuestión que perdurará en el tiempo y que se mantienen hasta la actualidad.
Se recoge la satisfacción de los inteligentes, que era como se llamaba a los buenos aficionados por aquel entonces, con respecto al edificio y sus dependencias y no tanto al juego y presentación de las reses.
Esta definición de los buenos aficionados, que no conocía, me sorprende gratamente, pues yo siempre he mantenido que solo los dotados de fina inteligencia son capaces de entender el toreo.
Otra cuestión muy bien traída por los autores y de rabiosa actualidad se refiere a “…esos pusilánimes españoles que persisten en pedir en grito herido una y otra vez la supresión de las corridas de toros…” prohibición que, aún por un corto periodo de tiempo, acordó el valido don Manuel Godoy y cuyo resultado fue que la afición renació con más pujanza que antes.
Es, pues, completamente inútil encerrarnos con un círculo vicioso y no conceder lo que legítimamente debe darse al pueblo. Yo, el último de los aficionados, creo que las corridas de toros terminarán; pero será cuando los toreros que se ofrezcan al público nada valgan ni los toros tampoco; es decir en el momento en que se toque la degeneración completa de unos y otros. Entonces habrá concluido porque los aficionados no encontraran en ella solaz…”
Aunque la mojiganga tomará las plazas y tendrán sus aduladores que la ensalzaran, pero no recibirán el aplauso de los inteligentes.
“El Tío Juanero” en la crónica de la corrida del 3 de Mayo de 1.877, venía a decir: “…pues a esto y más se expone el público que con sus desacertados aplausos anima al torero para que salga del paso como mejor cuadre…”
Auque se mantienen como arcaísmos los rituales de la corrida, aparecen en el horizonte la evolución de la tauromaquia, con la aparición del peto para los caballos de picar, un proyecto de faena de muleta que toma protagonismo, la aparición por primera vez de la concesión de una oreja como premio para el torero Lagartijo, sin olvidar que el paseíllo ya se empezaba a realizar bajo los sones de la marcha “Pan y Toros”.
Esto y mucho más podrá encontrar el lector en esta magnífica obra, que no es sino el primer tomo de un vasto trabajo de Enrique Recio y Cosme Rueda que irán viendo la luz.
Que así sea.
JOSÉ LUÍS FERNÁNDEZ TORRES
Málaga, Junio de 2013


INTRODUCCIÓN
Antes estimado amigo lector que puedas adentrarte en la consideración y lectura del trabajo que tienes entre manos y que quizás por pura curiosidad hayas tomado del anaquel de tu librería predilecta, y que abierto y comprobada la que a bote pronto hayas podido considerar su importancia, debemos anticiparte, a fin de que no te desorientes, que este volumen y los que pretendemos que le sigan hasta concluir el espacio temporal que nos hemos propuesto estudiar (los primeros sesenta años), éste y todos, no son ni serán los restantes, más que un tratado de historia pura y simple de la tauromaquia que vivió nuestra Plaza de Toros desde el momento de su inauguración hasta la fecha en que, de acuerdo con nuestro propósito, hemos de darla por acabada.
Y es, te repetimos, un tratado de historia porque del resultado de nuestras incursiones por los múltiples campos, algunos, en verdad, asaz difíciles de transitar, en que se asienta lo que en general llamamos afición, afición a la fiesta, ésta, según dicen los maestros y nosotros hemos comprobado, nunca puede ser completa sin un conocimiento previo de lo que en pasadas fechas hicieron cuantos en la misma intervinieron, desde el toro, núcleo principal del festejo, hasta los encargados de mantener el orden público, siempre, y por lo que respecta a nuestro propósito, según el relato que los revisteros (gacetilleros) de entonces llevaron a cabo de cuanto observaron en el ruedo, en la completa seguridad que has de tener que nosotros no hemos puesto ni quitado una coma, a lo que aquéllos nos dejaron narrados en sus escritos y que nosotros tratamos de trasladarte en su integridad para que tú, comparando aquello que nos dejaron contado con lo que nos suponemos contemplarás en los actuales festejos que en nuestro Plaza se vienen dando, y a los que pensamos serás asiduo asistente como
aficionado y como malagueño, puedas deducir, entre otras cuestiones, los derroteros por los que anda y se mueve en la actualidad la fiesta, y, posiblemente, el futuro que le aguarda.
Porque no dudamos, sólo te ponemos un ejemplo, que cuando comiences a leer, y a ver, respecto al toro como eje principal del festejo que hemos considerado más atrás, y cuya capital importancia se ha ido trasladando de modo casi insensible al diestro, hasta el punto de que hoy casi queda como una anécdota al lado de la prevalencia publicitada de éste, que de inmediato, y así lo creemos, habrás de pensar y concluir admitiendo, que siendo el festejo en esencia el mismo porque nada ha variado en sus bases en lo auténticamente substancial los diversos Reglamentos propiciados, y para nosotros aquél con que se abrió La Malagueta, y que sin toro no hay fiesta, ¿Dónde, pues, está el por qué de la diferencia tan abismal entre el toro de ayer y el actual, que incluso cierto amigo nuestro, a través de la prensa, al procedente de algunas ganaderías ya calificaba de juguetes de salón?.
No es que lo digamos nosotros, que, por cierto, miramos esta llamativa cuestión tanto desde la perspectiva histórica como desde sus lógicas secuelas para la continuidad del festejo, sino que ya lo apuntaban ciertos comentaristas de antaño, engarzando la que entonces se consideraba bravura de aquellos cornúpetas, apartando la siempre fragilidad del diestro en el ruedo, con la viril resistencia que habían de oponerle los varilargueros.
Que para tu completo conocimiento, queremos añadir, que en esta dura pugna, en algún punto como Madrid, llegaron a declararse en huelga, recurriendo, a la autoridad para que quitándosele a las garrochas los topes, éstas se acomodaran mejor a aquellos bravos y durísimos toros y así evitar los accidentes, algunos irrecuperables, que con frecuencia sufrían. Más explicaciones no hacían falta. De lo que si tenemos noticias sin embargo, son de las protestas del público espectador durante el período de pruebas de aquel nuevo sistema al que de inmediato se añadió la picaresca que nunca ha faltado en nuestra fiesta.
Todo cuanto antecede, aunque hayamos tenido que darle, quizás, una excesiva extensión, ha sido, amigo lector, para reiterarte que creemos que sin un conocimiento histórico previo más o menos amplio, o, al menos tan justo como el te ofrecemos de lo que sucedió en La Malagueta desde su inauguración, no es posible sacarle a la fiesta, en su modalidad actual, todo el sugestivo y bello placer que deseamos obtengas cuando a la sombra o al sol, acompañado mejor que solo, con bocadillo y lata o sin ellos, y a la vista de lo que te ofrezca el cartel, compares lo que ves con lo que hayas leído en este compendio.
En fin, estimado lector, confiamos en que te resulte interesante este laborioso y exhaustivo trabajo, con el que sólo hemos pretendido recuperar estos primeros sesenta años, menos conocidos, de la historia de nuestra plaza.
Si lo hemos conseguido, nos daremos por muy satisfechos.


ÍNDICE
- Introducción. 15 de Junio de 1874 empieza la construcción...... 3
- Rucoba, el arquitecto................................................................. 57
- Antitaurinos, ya en aquella época.............................................. 69
- Descripciones de la Plaza de Toros de la Malagueta................. 72
   * Según Gonzalo Díaz y Recassen............................................ 72
   * Según Francisco José Rodríguez Marín................................. 75
   * Según José María de Cossio................................................... 77
   * Según Antonio Bueno Muñoz................................................ 78
   * Según Juan Jáuregui Briales................................................... 79
   * Según Luís Machuca Santacruz.............................................. 81
- Capacidad de la plaza de La Malagueta..................................... 82
- Propiedad de la plaza. Antecedentes.......................................... 84
- Lápida de la fachada................................................................... 86
- Numeración antigua de las localidades de la plaza.................... 87

En breve, pondremos el prólogo e índice del segundo tomo.
Saludos a todos y a todas.

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